

El niño tiene que ser capaz de asimilar los cambios que supone esta nueva actividad en su vida cotidiana y por tanto es normal que se presente como un proceso irregular donde podremos observar avances, retrocesos y sentimientos contradictorios de aceptación y rechazo. Igualmente pueden aparecer regresiones y síntomas diversos. Para que este proceso se lleve a cabo de manera adecuada es importante mantener una actitud abierta y receptiva, atendiendo a los distintos ritmos de los niños.

Actitud de los padres
Los padres tienen gran influencia en este momento ya que la adaptación de su hijo/a determinada en gran medida por cómo ellos asuman la separación, sus temores, sus expectativas, su ansiedad, su seguridad o inseguridad en la decisión que han tomado y su grado de confianza en las posibilidades del niño/a y en las garantías del colegio elegido. Estos sentimientos pueden ser trasmitidos por los padres a través de diversas manifestaciones de excesiva preocupación, angustia, etc., que son captadas por su hijo/a respondiendo inconscientemente a ellas de forma negativa.